domingo, agosto 04, 2013

La Fiestecita II

PRECUELA

Por lo general no pienso en aquel día, o aquella noche, aprendí a no hacerlo, pero hoy, anoche, lo hice.  Volví a soñar con la fiestecita, me vi saliendo a tomar aire y fumar un cigarrillo y al querer volver, la casa ya no estaba. Casi doscientos jóvenes desaparecieron esa noche y yo fui sospechoso, interrogado, internado, y con 3 años perdidos.
Han pasado casi 13 años, terminé mis estudios y hago clases en la  misma facultad, como si esperara que mis amigos fueran a regresar algún día.
Voy camino a la Facultad en el bus de siempre y luego de un instante me parece haber visto la misma casona en esa esquina valdía.  Seguro es una mezcla con el sueño de añoche, nada más puede ser.
El día sigue normal hasta que llega el recreo, es entonces cuando veo a un tipo alto y delgado pegando unos carteles. Cuando me acerqué a ver lo que era quedé estupefacto, era el mismo cartel de la fiestecita de hace 13 años.
- Oye, muchacho!
El joven se volteó y puede ver una cara muy rara, que se sorprendió tanto como yo y salió corriendo.  No exactamente, se movía un poco raro. Yo dudé, tenía que seguir con mis clases, así que di marcha atrás.
Antes de terminar la clase me acordé, lo conocía, fue uno de los chicos que desaparecieron, no recuedo su nombre, pero recuerdo que era mucho más gordo.
En el siguiente intermedio llamé a mi doctor.
- Hola doc, le habla Pablo, recuerda? La fiestecita?
- Por supuesto que sí, cómo te ha ido? Sigues haciendo clases?
- Sí. Lo llamo porque usted me lo dijo, si volvía a tener una experiencia relacionada con el caso... Y hoy he visto a un chico, pero creo que además vi la casona, y tengo un cartel que anuncia nuevamente la misma fiestecita.
- Ya veo, hiciste bien en llamarme. Yo no te puedo ayudar, pero anota esta dirección y anda de inmediato. Pregunta allí por el Doctor Misterio.
La conversación terminó abruptamente y me quedé pensando por unos quince minutos hasta que me decidí, llamé a un colega y le pedí que me reemplazara el resto del día.
- Hola, busco al Doctor Misterio...
- Claro, con él habla.
Luego de contarle la historia guardó silencio por un buen rato.
- No es nada fácil lo que tienes que hacer, muchas vidas dependen de tí.
- De qué habla?
- Solo tu puedes volver a esa casa y enfrentar al mal más puro. Es una criatura milenaria, una bruja que pervive robando la vida de los jóvenes.  A qué se parecía la cara de ese joven que viste?
- No me lo gabía preguntado, pero no tenía expresión y parecía tener una tela cubriéndole la cara. Solo lo reconocí por los ojos.
- He estado tratando de tener un dato así desde hace mucho, nadie más lo ha registrado. Diría que se trata entonces de una bruja que transforma a los jóvenes en muñecos de algún tipo. Solo tienes una oportunidad, lleva dos pistolas de agua y sigue las instrucciones que te daré.
Al salir no sabía que pensar, pero algo me decía que debía seguir adelante.
Compré dos pistolones de agua y me puse a hacer guardia a la casona.
Eran cerca de las 23 horas cuando regresó el tipo alto, lo seguí hasta la entrada e ingresé con la tarjeta.  Lo perseguí rápido por entre las piezas como me dijo el Doctor, y de pronto era de día.  Ya no parecía la casa, ahora era de piedra. Volví a memorizar las vueltas que dí y me puse a recorrer el resto.
Estaba en eso cuando apareció el tipo alto. Seguí las instrucciones y le vacíe una pistola sobre ambas piernas y el tipo se desplomó. Ahora sabía que me quedaba poco tiempo y si anochecía allí jamás regresaría.

Empecé a correr, abriendo todas las piezas, buscando muñecos como me dijo y finalmente encontré una llena de muñecos. Sería posible? En verdad todo esto estaba pasando?
Ningún muñeco me resultaba familiar como me dijo el Doctor, hasta que ví a Carmen.  Había sido la chica más popular.  Y ahora estaba allí tomada de la mano con otro muñequito.
Me acerqué para verla en detalle, y el muñequito me habló.
- No la lastimes!
- No pienso hacerlo, vine a salvarlos.
- Tu? Por favor vámonos ya.
- Espera, no funciona así. El doctor me dijo... me dijo... hay muñecos que ya no hablen?
- Sí mira al frente. La bruja nos sacude por la mano y si no hablamos nos tira al frente. Dile Cármen, despierta hoy nos vamos.
Observé el lugar y claro al frente estaba lleno de muñecos y en la mesa quedaban entre 40 y 60 a lo sumo. Ahora no podía fallar debía quemar dentro de un pentagrama a todos los muñecos inhertes, eso permitiría que sus almas continuaran su viaje interrumpido y desharía el sortilegio, pero si me faltaba uno todo fallaría.
- Vamos Cármen dile.
La tomé por la mano y la sacudí, pero nada.
- Sacúdela más fuerte, cada vez le cuesta más despertar.
Sin esperanza la sacudí y nada. La iba a poner con el resto y vi que el muñeco empezaba a llorar. Así que por ultima vez la sacudí y me habló.
- Para, no más ten piedad, déjame morir.
- Hoy no pequeña nos iremos a casa - y la dejé junto al muñequito que la abrazó en seguida.
Rápidamente hice el pentagrama y coloqué a todos los muñecos inhertes allí y los encendí.
Pero nada pasaba, ardían con fuerza pero el resto seguía igual. La llama comenzaba a decaer y mi angustia crecía en forma desmedida cuandro ingresó la bruja.
Se me avalanzó con un grito horrible, pero yo estaba listo. Le apunté y le dí de lleno, le descargué toda el agua. Tal como dijo el Doctor, se desintegró.
La llama estaba por apagarse y nada.
- Qué pasa?
- No lo sé, se supone que al quemar a todos los muñecos inhertes todo terminaría. No sé que falló.
- Revisa la bruja, ella siempre se guardaba uno.
Y eso era, había uno más, lo tiré al fuego y revivió con fuerza y vigor. El cuarto se iluminó por completo. Cuando al fin pude ver, tenía a 53 jóvenes gritando.
- Cállense, vámonos de inmediato.
Salimos corriendo y recorrí la secuencia de cuartos al revés hasta que salimos de la casa.
El último en salir fue el joven alto, pero ahora era mucho más bajo, tenía sus piernas completamente deformes.
De pronto todos se desmayaron. Tal como dijo el Doctor.  No recordarían nada.  Solo vivirían un shock de 13 años ausentes sin explicación.
Y solo en sus pesadillas recordarían a la bruja y su triste vida como muñecos, pero no se atreverían a pensar fue real por 13 años.