sábado, septiembre 07, 2013

Valle D

Los recién casados, Vivi y Javier, llegaron por fin a su casa propia. Los suegros les dieron la gran sorpresa al regresar de su Luna de Miel, y les regalaron su primera casa, en el Valle D.

El día comenzó temprano, a las 7:00 todos levantados, viajando a la casa, limpiando, ordenado.  A las 11:23 llegó el camión con todos los regalos y tardaron poco más de una hora en bajar y distribuir todo.

Lo primero en armar fue el dormitorio, luego el comedor hasta terminar con el living.

Ese día el almuerzo fue a las cuatro, pero fue el mejor almuerzo de todos, un sanguchito inolvidable.

El resto de la tarde fue más trabajo y trabajo.

- Amor, son las nueve ya.

- Chuta, y queda la mitad todavía. Jaja.

- Nos duchamos? Y ñomi ñomi?

- Nos duchamos... y lo pensamos, jeje.

Fue una ducha muy romántica, recuperadora y colaborativa que adelantó el ñomi ñomi.

- Buenas noches amor.

Con un beso cerraron el sobre.

A las doce de la noche la sensación de haber escuchado un disparo los despertó.

- Fue un tiro?

- Parece.

Pasaron 7 minutos y otro más, y otro más. Entre 3 minutos ó 20 se escuchaba un tiro, y fue así hasta las tres de la mañana.

En la mañana Javier fue a hablar con Juan, no lo conocía pero es su vecino.

- Cómo te fue amor?

- No me vas a creer, me dijo que no me preocupara.

- Por qué?

- Dice que a esa hora la gente va a cazar conejos.

- No, perdóname, claro son escopetas, pero de grueso calibre, con eso no quedan ni las orejas de conejo.

Pasó el resto del día tranquilo, hasta que dieron las doce de la noche.

- Voy a ver que mierda pasa.

- No, puede ser muy peligroso, mejor llamemos al 133.

- Bueno, dame el celu.

Pero la respuesta fue la misma, que no se preocupen por la caza deconejos.

- Voy a ver, creerán que uno es w, no puede ser.

Javier salió en el auto, tratando de identificar de dónde venían lo tiros, hasta que dió con la pista y llegó al cementerio.

Estacionó el auto luego de dar dos vueltas y estar seguro que venía de allí.  Caminó hasta encontrar una abertura en la reja y entró.

Luego de internarse un rato atravesando tumbas, sepulturas y nichos pudo ver a un hombre sobre una plataforma que disparaba y disparaba.

Cuando logró ver lo que pasaba se congeló.  De las tumbas emergían los muertos y el tipo les disparaba, devolviéndolos a ellas.

No daba crédito a lo que veía hasta que una mano muy fina se apoyó en su espalda.  Sin mirar ni aguantarse gritó.  Luego escuchó un tiro seco, y corrió como un loco.

Voló en el auto hasta la casa, y entró como un alma en pena.

- Amor, vámonos, los tiros son para los muertos!

Dieron las 3 A.M. y cayó al piso.  Tenía un tremendo agujero en la cabeza.

En el responso, el cura le dio la bienvenida a Dead Valley.