Los recién casados, Vivi y Javier, llegaron por fin a su casa propia. Los suegros les dieron la gran sorpresa al regresar de su Luna de Miel, y les regalaron su primera casa, en el Valle D.
El día comenzó temprano, a las 7:00 todos levantados, viajando a la casa, limpiando, ordenado. A las 11:23 llegó el camión con todos los regalos y tardaron poco más de una hora en bajar y distribuir todo.
Lo primero en armar fue el dormitorio, luego el comedor hasta terminar con el living.
Ese día el almuerzo fue a las cuatro, pero fue el mejor almuerzo de todos, un sanguchito inolvidable.
El resto de la tarde fue más trabajo y trabajo.
- Amor, son las nueve ya.
- Chuta, y queda la mitad todavía. Jaja.
- Nos duchamos? Y ñomi ñomi?
- Nos duchamos... y lo pensamos, jeje.
Fue una ducha muy romántica, recuperadora y colaborativa que adelantó el ñomi ñomi.
- Buenas noches amor.
Con un beso cerraron el sobre.
A las doce de la noche la sensación de haber escuchado un disparo los despertó.
- Fue un tiro?
- Parece.
Pasaron 7 minutos y otro más, y otro más. Entre 3 minutos ó 20 se escuchaba un tiro, y fue así hasta las tres de la mañana.
En la mañana Javier fue a hablar con Juan, no lo conocía pero es su vecino.
- Cómo te fue amor?
- No me vas a creer, me dijo que no me preocupara.
- Por qué?
- Dice que a esa hora la gente va a cazar conejos.
- No, perdóname, claro son escopetas, pero de grueso calibre, con eso no quedan ni las orejas de conejo.
Pasó el resto del día tranquilo, hasta que dieron las doce de la noche.
- Voy a ver que mierda pasa.
- No, puede ser muy peligroso, mejor llamemos al 133.
- Bueno, dame el celu.
Pero la respuesta fue la misma, que no se preocupen por la caza deconejos.
- Voy a ver, creerán que uno es w, no puede ser.
Javier salió en el auto, tratando de identificar de dónde venían lo tiros, hasta que dió con la pista y llegó al cementerio.
Estacionó el auto luego de dar dos vueltas y estar seguro que venía de allí. Caminó hasta encontrar una abertura en la reja y entró.
Luego de internarse un rato atravesando tumbas, sepulturas y nichos pudo ver a un hombre sobre una plataforma que disparaba y disparaba.
Cuando logró ver lo que pasaba se congeló. De las tumbas emergían los muertos y el tipo les disparaba, devolviéndolos a ellas.
No daba crédito a lo que veía hasta que una mano muy fina se apoyó en su espalda. Sin mirar ni aguantarse gritó. Luego escuchó un tiro seco, y corrió como un loco.
Voló en el auto hasta la casa, y entró como un alma en pena.
- Amor, vámonos, los tiros son para los muertos!
Dieron las 3 A.M. y cayó al piso. Tenía un tremendo agujero en la cabeza.
En el responso, el cura le dio la bienvenida a Dead Valley.