En una noche de insomnio el Pofessor L. Vargas se dió cuenta de un ruido de fondo que no se pudo explicar.
Con un doctorado en bioingeniería entendío que debía estudiar el asunto.
Eran casi las tres de la mañana y ese ruido no se podía explicar por vehículos, máquinas y otras fuentes humanas.
Estaba claro que necesitaría ayuda y una justificación. Así que presentó un proyecto a fondos concursables para estudiar los efectos en la salud humana del ruido nocturno, al que llamó ruido de fondo.
Cuando recibió la aprobación y dispuso de los recursos decidió contratar a 3 estudiantes, dos hombres y una chica, todos memoristas.
El objetivo sería determinar el origen del ruido de fondo de la ciudad.
La primera hipótesis era que se trataría de la suma de muchas fuentes dispersas y deberían ubicarlas e identificarlas.
Prepararon 4 vehículos acondicionados con sofisticados dispositivos de medición acústica, todos coordinados a través de un aplicativo cliente-servidor que les permitiría filtrar el ruido de fondo de otras fuentes conocidas y determinar su origen. Este software fue desarrollado íntegramente por el Professor Vargas.
Al fin llegó el momento de la verdad. Eran nuevamente las tres de la mañana cuando salieron a la cacería del ruido.
El ruido de fondo estaba claramente distribuido en múltiples fuentes, parecía venir de todos lados, y los vehículos rápidamente se habían alejado entre sí.
Pero con el correr del algoritmo del Professor comenzó a dilucidarse una fuente, y los vehículos se redirigieron a ella.
- Professor Vargas, ya identifiqué una primera fuente, voy hacia ella.
- Muy bien, yo también identifiqué una en la salida sur.
- Qué raro, es la misma fuente que detecto yo - remató Oscar, el más inteligente de los tres memoristas.
- Bueno, vamos a ver de qué se trata, llegaré en 20 minutos.
- Yo creo que llego en cinco.
- Esta bien, adelante.
- Aló Professor - interrumpió Sara -, ya identifiqué una fuente y me dirijo a ella, estimo llegar en 15 minutos.
- Excelente, nosotros también identificamos una, dónde queda la tuya?
- En la salida sur.
Entonces el Professor guardó silencio, no podía ser que los tres convergieran a la misma ubicación despues de haberse retirado tánto unos de otros.
- Professor, voy camino al sur, allí detecto una fuente - avisó Germán, el único memorista puro de biotecnología.
- Chicos esperenme a que llegue, no hagan nada en el campo sin mí.
Todos estuvieron de acuerdo, pero no entendían este cambio de planes. Claro, ellos no habían desarrollado la aplicación que determinaba la fuente, no sabían que era imposible la solución que habían encontrado.
Para que se hagan una idea de lo raro que era esto, el asunto resultaba comprable a las primeras mediciones de la velocidad de sepración entre las galaxias, debía ser una velocidad decreciente pero resultó con aceleración positiva y esto lo revolucionó todo a tal punto que surgió un concepto nuevo, la energía oscura.
El Professor Vargas estaba muy emocionado, tal vez derribarían nuevo paradigma.
Llegaron a una zona sin luz, fuera de la ciudad, sin construcciones, sin nada de nada, solo unos cerros que no se veían, pero que eran conocidos por todos.
- Bueno jóvenes, al parecer todo este ruido de fondo se origina entre estos cerros, pudiéramos encontrar quizás una explicación natural para estas bajas frecuencias tan dispersas.
Todos encendieron sus lámparas y caminaron y caminaron por pendientes, subiendo y bajando hasta que siguieron bajando.
- Professor, falta poco para que amanezca y esta fuente sigue dispersándose - dijo Oscar quebrando así el silencio de la noche.
La fuente del sonido cesó.
- Qué pasó - preguntó Sara.
- Silencio! - ordenó el Professor que sintió una vibración.
- El piso vibra - observó German en susurro.
De pronto una imensa mancha negra, del porte de un edificio se movió frente a ellos y gritaron de terror. Salieron cortiendo en todas direcciones.
Una linterna se apagó, luego otra y otra más. Sara estaba sola y su linterna se apagó.
En ese momento los primeros rayos del sol comenzaron a despuntar y con horror pudo ver frenta ella una cabeza monstruosamente enorme. Atorado entre sus dientes estaba el Professor, desangrándose.
- Sara... el ruido... de ... fondo - una mueca de gran dolor le desfiguró la cara - eran los ronquidos de esta criatura...
La bestia entrecerró los dientes y los restos del Professor se escurrieron al piso.
Sara intentó correr pero no lo logró.
Tres días más tarde la Universidad estaba de duelo, por la desaparición y muerte presunta de los cuatro. Y el proyecto obviamente se canceló.