Fue un escándalo en plena plaza... amarrado por sus extremidades estaba Perrejo, un quilterrier muy conocido del pueblo, y se veía claramente que lo habían partido a la mitad de so hachazo. Escándalo en el pueblo.
La policía pedía antecedententes a cualquiera que pudiera dar una pista confiable.
Lo peor vino la noche siguiente. La policía vigilaba la plaza cuando recibieron una llamada de rudios molestos en el centro de eventos de Cuyuncaví. Así que partieron raudos a cursarles el parte número 30 y al volver quedaron estupefactos.
El caballo de Jaime estaba descuartizado de la misma forma. Toque de queda fue la primera reacción.
La tercera noche mientras los carabineros custodiaban la plaza, una nueva fiestuza se desarrollaba en el local clandestino. Y otro llamado los hizo acudir al enfretamiento.
Arriba las palmas gritaba el animador cuando se aparon las luces, y luego de 1 minuto volvió el suministro. Pero el gritón animador ya no estaba. En eso llegó la policía con la papeleta 31.
Luego de siete minutos de desconcierto los polis se miraron con cara de: estás pensando lo mismo que yo? Y partieron raudos en el autopatrulla rumbo a la plaza.
Esta vez la plaza no había quedado sola, una pareja se quedó haciendo ronda pero al minuto siguiente de la partida del autopatrulla sobrevino un apagón.
- Qué pasó?
- No lo sé, parece un apagón.
- Claro que es un apagón!
Mientras pensaban que hacer, un grito desgarrador les hizo temblar hasta más no poder.
- Qué fue eso?
- Un grito horrible.
- Pero claro! Eres tonto o qué. Vino del interior de la plaza. Vamos.
Torpemente comenzaron a adentrarse en el cuadrado, sin ver ni jota, pero rumbo al lugar de los descuartizamientos anteriores. Transcurrieron como a cinco metros cuando regresó la luz.
Horrorizados ante la escena dantesca vomitaron. Mientras que el autopatrulla se encontraba en camino.
Nadie entendía nada. Los tiempos de traslado hacían imposible el suceso.
- Y si llamamos al Mulder.
- Cálla bobo.
Mientras observaban la escena sintieron un profundo escalofrío.
- Mira allí.
- Es el árbol.
- No, mira fijo esas ramas parecen brazos.
- Son muy delgados y largos, además son 4.
- No ves las piernas? Está caminando, alejándose lentamente.
El más jóven de los oficiales gritó, es Slenderman!
- Qué?
- No qué, es un quién, un demonio.
Fue suficiente que dijera eso para que la figura sin rostro volteara hacia ellos y comenzara a acercárseles.
- Qué mierda es eso!
- Te lo dije, un demonio que caza niños y adolecentes.
- Aquí no hay ninguno de esos y viene para acá. Qué tiene en la mano? Un hacha?
- El esta matando en el pueblo!
- No dijiste que mataba niños y adolescentes? Qué hace entonces matando animales y hombres?
- Lo voy a filmar con mi celu.
Al comenzar a grabar fue suficiente que apuntara al engendro para que la imagen se fuera a ruido blanco.
- Ves? Te lo dije, es Slenderman.
- No me importa, disparen.
Los cuatro oficiales desenfundaron y descargaron sus armas. Si alguien más hubiera visto la escena seguro que pensaba en Matrix. La criatura los envistió con un solo hachazo y terminó con sus vidas.
Esa fue la última noche de horror, nunca más llevaron de paseo a los niños a la plaza y Slenderman buscó otro sitio dónde secuestrar a su manjar predilecto.
Se había cobrado venganza del perro que correteaba a los niños de la plaza, del caballo que los atraía a jugar en el río lejos de los árboles y del idiota de las fiestas que hacía que los padres no llevaran a los niños a la plaza. Pero no calculó que tanta venganza le jugaría en contra y ahora tuvo que armar su equipaje e irse a otra plaza, la tuya quizás?