domingo, mayo 13, 2018

El Príncipe de Aquitania, en su Torre Abolida

Una clara conciencia de lo que ha perdido, 
es lo que le consuela. Se levanta 
cada mañana a fallecer, discurre por estancias 
en donde sórdamente duele el tiempo 
que se detuvo, la herida mal cerrada. 
Dura en ningún lugar este otro mundo, 
y vuelve por la noche en las paradas 
del sueño fatigoso... Reino suyo 
dorado, cuántas veces 
por él pregunta en la mitad del día, 
con el temor de olvidar algo! 
Las horas, largo viaje desabrido. 
La historia es un instante preferido, 
un tesoro en imágenes, que él guarda 
para su necesaria consulta con la muerte. 
Y el final de la historia es esta pausa.