viernes, diciembre 27, 2013

La Guerra de las Salamandras

Es una historia, un cuento, curioso. Esperaba mucho más, me habían dicho que aquí aparecía por primera vez la palabra robot, pero no es así. El autor es correcto, pero es otra obra, según WP: El caso es que el término aparece por primera vez en su obra de teatro R.U.R. (Robots Universales Rossum), en 1920, tras cuyo estreno y éxito en Praga y posteriormente en Londres y Nueva York hizo que se introdujera en todas las lenguas.
Bueno, no es mucho más lo que se aclara aquí, salvo el dato del hermano. Pero lo que me resultó más gracioso es que WP dice del autor: Murio Por una enfermedad crónica y mortal;De la cual no logro salvarse. XD
Este cuento es muy fome, los dos primeros tercios describen el contexto del descubrimiento y desarrollo de estas curiosas salamandras, y sólo el tercio final desarrolla (en comparación con todo lo anterior esto es muy exiguo) la guerra.

Como se ve claramente, la cuestión de las salamandras en su principio y durante largo tiempo, se refería solamente al siguiente punto: si las salamandras eran seres con conocimiento y suficientemente civilizados, capaces de disfrutar de ciertos derechos, aunque fuese solamente al margen de la sociedad y el orden humanos. En otras palabras, era una cuestión interior de los diferentes Estados, que se planteaba en el marco de los derechos civiles. Durante muchos años nadie imaginó que el Problema de las Salamandras pudiese tener algún día una gran importancia internacional, y que quizá fuese preciso negociar con ellas no sólo como con seres inteligentes, sino también como una colectividad o una nación. A deci r verdad, el primer paso hacia esta concepción del problema de las salamandras lo dieron las sect as cristianas, hasta cierto punto excéntricas, que trataron de bautizarlas aplicando las palabras de  la Escritura: «Id por todo el mundo enseñando a todas las naciones.»

«¡Haló, hombres! Conservad la calma. No tene mos propósitos hostiles contra vosotros. Pero necesitamos más agua, más bancos de arena. Somos demasiadas. Vuestras costas ya no nos bastan. Por eso tenemos que destruir vuestros continentes.  Haremos de ellos bahías e islas. Así podremos multiplicar por cinco la longitud de las costas  del mundo. Vamos a construir nuevos bancos de arena. No podemos vivir en las profundidades de los mares. Vamos a necesitar vuestros continentes como material para rellenar el fondo de los mares.  No nos guía el interés de perjudicaros, pero somos demasiadas. Por ahora os aconsejamos que os  trasladéis a las ciudades del interior. Podéis vivir en las montañas, porque es lo último que derrumbaremos».

Estas salamandras son seminteligentes... un poco retardadas quizás... sólo las favorece su número.

Una noche después de esto, se oyó en la radio la voz cavernosa, furiosa y pesada, del Chief Salamander: «¡Haló, hombres! ¡Que Inglaterra deje de hacer tonterías! Si nos envenenan el agua, nosotras les envenenaremos el aire. Usamos solame nte vuestras propias armas. No somos bárbaros, no queremos luchar contra los hombres. Solamente de seamos vivir en paz. Os brindamos la paz. Vosotros nos procuraréis vuestros productos y nos venderéis vuestros continentes. Estamos dispuestos a pagaros bien. Os ofrecemos algo má s que paz: el comercio. Os ofrecemos oro por vuestra tierra. Haló, me dirijo al Gobierno de la Gran Bretaña. Indíquenme el precio que desean por la parte sur de Linconshire, junto a la Bahía de  Wash. Les doy tres días para decidirse. Hasta entonces, suspendo todos los actos hostiles a excepción del bloqueo.»

Hasta aquí todavía pensaba que el libro se podía salvar y me preguntaba por qué no ERA UNA GRAN NOVELA CON PELICULA Y TODO...

El final es francamente un desastre... léanlo y se sorprenderán tanto como yo.

El Sibarel, veremos si RUR se salva