Una hermosa mañana, Gautama Buda había ido a caminar con su cuidador, discípulo, Ananda. Era otoño, los árboles estaban quedándose casi desnudos y todas las hojas estaban en el camino. El viento estaba silbando entre los árboles, y las hojas secas hacían hermosos sonidos. Caminando sobre esas hojas, Buda era inmensamente feliz... la música de las hojas secas.
Tomó unas cuantas hojas en su mano. Ananda le preguntó, “Bhagwan, he estado siempre pensando en preguntar una cosa, pero la privacidad es tan difícil. Siempre estás rodeado de gente. Hoy estás solo en este bosque, y yo no puedo resistir la tentación. Quiero preguntarte: ¿Nos lo has dicho todo, o has guardado algunos secretos? Buda dijo, “¿Ves las hojas en mi mano? Y, ¿Ves las hojas sobre todo el bosque?” Ananda dijo, “Sí, lo veo, pero no puedo entender que esa sea la respuesta.” Buda dijo, “Entenderás. Yo he dicho sólo esto, y he guardado en secreto todas esas hojas que están en el bosque entero.”