Ana María ya tenía 21 y era la tercera vez que la invitaban a la casa de las escondidas, sería otra fiesta hardcore. Se arregló muy bien, quería conquistar a Patricio, un joven DJ, el más apetecido por cierto.
Joaquín la pasó a buscar a las once de la noche. El también tenía un plan llamado "Ana María".
- Hola, te ves hermosa... con ese collar... tiene un candado?
- Sí, no preguntes y vamos.
Llegaron cuando la música se comía a todos. Inmediatamente engancharon con el baile pero ella buscaba con la mirada a su DJ. Entre salto y salto lo vió.
- Espérame aquí Joaco, ya vuelvo.
- Quieres agua? Puedo traerla mientras...
Ana María se había ido, arreglaba su pelo y pezones mientras caminaba hacia Patricio.
- Hola.
- Hey, que buena onda tienes mi nena
- Te gusta? Es para ti, toma.
- Una llave?
- Sí, es de mi candado, ves?
El la tomó por la cintura y le dijo:
- Esta noche hemos preparado un juego de escondidas. Nos podemos perder tu y yo.
- Aquí? Sabes lo que dicen no? En la casa de las escondidas no se debe jugar a las escondidas o no volverás a tu casa.
- Jaja, claro, de eso se trata, es una leyenda urbana muy buena. Espéra y verás.
Mientras él se alejaba, Joaquín se le acercó con el agua.
- Lo conoces?
- Sí.
- Es uno de mis DJ favoritos.
- Y mío también, gracias.
Ana María bebía su agua pero Joaquín se enfurecía por dentro por culpa de ese DJ.
- Chicos... esta noche será mágica, hemos puesto parlantes por todos lados para jugar a las escondidas. Lo que dure la siguiente música será el tiempo para esconderse y la segunda música, para encontrarlos. Los ganadores se llevará un CD con todo el material de esta noche.
Fue cuestión de iniciar la música y todo el mundo se puso a correr. De pronto una mano jaló a Ana María, era Patricio.
- Ven, vamos al tercer piso.
Mientras corrían, Joaquín los seguía. Llegaron a una habitación con muchos espejos. Patricio la cerró con llave mientras se aprovechaba de Ana María.
- Abran! Abran!
Era Joaquín el que insistía.
- Vete le respondió Patricio, pero justo terminó la música y empezó la búsqueda.
- No me iré.
- Entra de una vez.
- Qué haces aquí Joaquín?
- Vine por tí.
- Qué, es tu novio o hermano?
- Nada, solo un amigo. Ahora vete.
- No me iré.
- Que se quede. Pero te callas mientras me la cojo.
- No...
Mientras la discusión aumentaba un espejo empezó a emitir una extraña luz que aumentó de frecuencia y al volverse estroboscópica los hizo desaparecer en un parpadeo.
La música exterior terminó y llamaron a todos los ganadores. Pero Ana María, Joaquín y Patricio jamás volvieron.
La leyenda urbana creció.